jueves, 2 de abril de 2009

El cadáver de la hora sigue fresco en las señales de aire, y la sensación de no pertenecer a una época de ideales restaurados sigue vagando en mi mente.
Metele mas azúcar al café, no es tiempo de dormirse solo porque es un feriado.
Las horas y los días se desvanecen en el pequeño reloj digital de mi pantalla, y me doy cuenta que mas allá de todo, esto es el todo, lo que queda, permanece hasta el nuevo suspiro, saussure me espera en la mesa con el rosado resaltador, pero eso es solo la punta del iceberg. Un gran iceberg rosado para un titanic de papel a la deriva.
Son las ideas las que me rodean el cuello, llevarlas acabo es tan aterrador como el saber que uno tal vez es solo un observador.
Siempre que queden puertas cerradas crearemos nuevas ventanas esperando ser miradas.
La sensacion algún día se llenara de algo que signifique y mientras tanto seguiremos con puertas que no llevan a nada.
El cadáver de la hora recuerda a muchos ciertas cosas intangibles dormidas en la memoria; mientras los cadáveres de hoy no tendrán lugar en la portada.

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